martes, 20 de diciembre de 2011

IDENTIFICACIÓN ANIMAL Y TRAZABILIDAD

MARCELO LIZZIERO

 Desde la aparición del concepto “trazabilidad” en la actividad ganadera, ha sido asociado muy fuertemente a la identificación animal, y esta asociación de los dos términos es correcta pero solo parcialmente.
Vamos por partes:
Trazabilidad es un término que en sí mismo es sinónimo de rastreabilidad, es decir: es rastrear el camino recorrido por un producto determinado, alimenticio o no, desde su origen hasta el consumidor, en donde se pueden diferenciar la trazabilidad del producto en sí, y también la de los procesos a los que fue sometido el mismo.
Al hablar entonces de trazabilidad en el proceso productivo de la carne, obviamente este comienza en el nacimiento del ternero, momento en el cual se debe realizar una correcta identificación del mismo.
Para que el proceso de trazabilidad sea serio,  consistente y auditable por terceros (condición “sine qua non” para los compradores de carne de la UE y otros mercados objetivo) este identificador debe reunir una serie de requisitos. Ellos son:
-            Que se pueda colocar en el animal lo antes posible a partir del nacimiento del mismo.
-            Que sea indeleble.
-            Que no pueda ser modificado externamente, una vez colocado.
-            Que permanezca en el animal durante toda la vida, sin ser susceptible de ser sustituido accidental o deliberadamente (fraude).
-            Que no contamine la carne, es decir que pueda ser rápida y eficazmente retirado en el momento de la faena sin dejar ningún vestigio del mismo.
-            Que permita ser leído rápida y eficientemente para asegurar el registro y la automatización de las tareas de rutina como vacunaciones, pesajes, control lechero etc.
 Ahora bien, de esta manera identificamos un animal al nacimiento y hasta el momento de la faena del mismo deberá mantener la misma identificación, y esta deberá poder haber sido leída tantas veces como haya sido requerido en el sistema productivo en el (o los) que el animal fue pasando a través de su vida.
Esto, para quienes estamos relacionados con la producción ganadera en América Latina, sabemos que no es tan fácil lograrlo, como resulta decirlo. Porque en estas latitudes una caravana, crotal u orejera, es un elemento que por diversas causas se suele perder o bien perderse la posibilidad de ser leído correctamente, y como causas de pérdidas podemos citar las miasis de oreja (que tienen como origen la reacción del organismo a la misma caravana), las ramas en campos de monte bajo, los alambrados donde el animal pasa la cabeza para comer del otro lado y al volver engancha y arranca el identificador, así como el hilo de los rollos de pasto henificado, si no se es cuidadoso en sacarlo previo al suministro a los animales.
En fin, un sinnúmero de razones pueden hacer que un elemento externo a través del tiempo se pueda perder accidental o deliberadamente, así como puede dejar de leerse por desgaste de la tinta, por la suciedad de la oreja, etc. Esta ultima situación también pone en crisis las caravanas con códigos de barra las cuales al tener un lector visual cuando se ensucian por la grasa de la oreja o con barro, o bien porque se va desgastando el elemento de contraste o tinta y se van haciendo imposibles de leer para el lector de códigos de barra.
El resultado final es siempre el mismo: La pérdida de la identificación del animal, la cual puede dejar a este individuo fuera del plan de trazabilidad con la consecuente pérdida de valor del mismo para el productor.
Pero además, y esto es mas grave aún (pensando en un plan de trazabilidad a nivel nacional y que deberá ser auditado por agentes externos), la fragilidad de estos sistemas de identificación animal, pueden mostrar una debilidad muy importante en el proceso de trazabilidad para quienes deben decidir la aprobación de un sistema para otorgar un contrato de venta de carne al exterior.
Por esta razón Europa está declarando en el año 2006 la obligatoriedad del uso de identificadores electrónicos para ovinos y caprinos como primer paso hacia un programa de trazabilidad total.
 El avance de la tecnología ha hecho posible que un dispositivo electrónico sin baterías llamado microchip, sea activado desde una distancia determinada por un lector y devuelva a este último, un número irrepetible a nivel mundial que previamente se ha programado en el chip. Estos dispositivos pueden ser colocados en los animales de diferentes formas como identificadores.  Existen hasta hoy 3 maneras de colocarlos: en el subcutáneo mediante agujas especiales (modalidad que va dejando de tener uso para animales cuya carne va destinada al consumo humano, por el riesgo de que al no poder encontrarlo durante la faena debido a que migran del lugar de inyección, pasen a la cadena alimentaria y contaminen la carne). También se puede colocar el chip dentro del plástico de la caravana de oreja con los mismos problemas que son inherentes al uso de caravanas convencionales. Y por último se ha desarrollado una pieza de cerámica de un material y medidas especiales dentro de la cual se coloca el microchip, para luego ser suministrado fácilmente por vía oral a los rumiantes y que se aloja  de por vida en el retículo o segundo estómago de los mismos. Este último es llamado bolo ruminal.
 Ahora bien, hasta aquí hemos hablado solo de los identificadores, pero  para tener un sistema de trazabilidad animal efectivo, no basta solo con la identificación de los animales, es preciso que se incluyan otros elementos tan importantes como la identificación.
Estos otros elementos necesarios para desarrollar con éxito un plan de esta naturaleza son:  una base de datos, los equipos que faciliten la labor de recogida de información en el campo (lectores de microchips), el hardware o red de computadoras donde llevar y gestionar toda la información, el programa o software que gestione esta información y el personal para operar y llevar a cabo la gestión y el control  de todo el sistema.
Después de la experiencia Europea del proyecto IDEA (IDentificación Electrónica de Animales, proyecto realizado entre 1998 y 2001 que financió la CEE para poner a prueba la identificación electrónica animal a gran escala y en el que se identificaron 1 millón de animales) sabemos que comparar el costo de los distintos sistemas de  identificación, considerando solo el precio del dispositivo identificador, puede llevar a un error a la hora de analizar el costo de todo el sistema de trazabilidad.
 El costo del sistema de trazabilidad esta influido por diferentes factores. Algunos de estos son: el número de animales a controlar, el número de controles a realizar, el tamaño de los rebaños, el tipo de explotación (extensiva o intensiva), y la extensión de territorio a cubrir en los controles.
Pero de forma básica, el tipo de identificador utilizado será decisivo sobre el costo final del plan, pues las prestaciones que este brinde impactarán directamente sobre el costo del factor que más influye en el costo total del plan de trazabilidad que es la operación de todo el sistema.
 En el año 1997 se realizó un estudio sobre los costos de la puesta en marcha del proyecto IDEA  en Europa, desarrollándose un modelo informático denominado Costmod, el cual permitía hacer diversas simulaciones y  en una de ellas  se compara  el costo de desarrollar el proyecto IDEA con caravanas plásticas visuales a un precio  de 0,7 Euros la unidad, versus el costo de hacerlo con un bolo ruminal a un precio de 3,7 Euros y se demostró que al finalizar todo el proyecto, el costo usando la caravana visual era de 31,09 Euros por animal, mientras que usando el bolo, el costo disminuía a 26,34 Euros por animal.
 Existen tres razones por las cuales resulta más económico el sistema del bolo ruminal frente al de la caravana visual en un programa de trazabilidad:
 -1ª El bolo tiene un nivel de pérdidas inferior al 0,5% lo que hace que permanezca durante toda la vida en del animal con un alto nivel de confianza,  
-2ª Permite la automatización de la lectura del  identificador durante las cargas y descargas  en los traslados de los animales de un campo al otro o a su llegada al matadero o durante movimientos de rutina como vacunaciones (eficiencia de la lectura dinámica por encima del 99% frente al máximo del 95% en las caravanas electrónicas).
-3ª El bolo es mas seguro, no se puede cambiar ni accidental ni deliberadamente, lo que hace más confiable el sistema para quien lo debe auditar.

Si hacemos el análisis de costos de los cuatro ítems que intervienen en cualquier proyecto de trazabilidad (dispositivos identificadores, equipos de lectura, base de datos y mano de obra para la operación del sistema), veremos porque son tan importantes las pérdidas de identificadores, la automatización de la lectura de datos y el pasaje automático de los mismos.
Los porcentajes de cada ítem de análisis sobre el costo final del  propio proyecto Europeo aparecen en el cuadro adjunto y se puede ver que el costo de los identificadores (12%) y de los elementos de captura automática de datos o lectores (5%) son los más pequeños. Pero si se pretende achicar el costo total del plan adquiriendo dispositivos más baratos y sacrificando porcentajes de retención del identificador o perdiendo eficiencia de lectura en movimiento, con ello se perderá también la posibilidad de automatizar el proceso, entonces se aumenta el costo total del proyecto, ya que cada pérdida de identificador o cada fallo de lectura implica animales sin trazar que quedan fuera del plan (perdiéndose el valor del mismo como animal trazado), o bien el costo de dar aviso de la pérdida, dar de baja el registro de la base de datos, reidentificar al animal y volver a cargarlo en la misma. Todo esto impacta directamente sobre el costo operativo que es el ítem más importante en términos de porcentaje (67%) sobre los costos totales del plan. Además los costos operativos son anuales mientras que el identificador de un animal dura toda la vida del mismo.

12%
COSTO IDENTIFICADOR
5%
COSTO EQUIPO LECTOR
16%
COSTO BASE DATOS
67%
COSTO PERSONAL NECESARIO APLICACIÓN CONTROL Y GESTION DE LA BASE DE DATOS Y EL SISTEMA

COSTO PERSONAL NECESARIO APLICACIÓN CONTROL Y GESTION DE LA BASE DE DATOS Y EL SISTEMA
 El aumento del costo del proyecto puede ser considerable cuando se elige un identificador con un alto nivel de pérdidas ya que todo el proceso posterior a la pérdida del mismo impactará sobre el costo mas pesado del plan: el costo operativo (67%).
Si las pérdidas son del 5 % al final del proyecto de un millón de animales tendremos solo 950.000 identificados, o habremos tenido que localizar los 50.000 animales que perdieron su identificador e identificarlos nuevamente recogiendo todo esta información de reidentificación y al mismo tiempo ajustando y modificando la base de datos (esto en el mejor de los casos ya que en el peor, se perderá toda la información de ese animal el cual se deberá descartar como animal trazado para el programa).
El costo por animal se incrementa por tres vías: La primera porque el costo del proyecto ya establecido para identificar un millón de animales ha de dividirse por solo 950.000, la segunda por el incremento del costo de personal para hacer todos esos movimientos, la tercera es el costo del nuevo identificador. Y además siempre se corre el riesgo de un perjuicio mayor, que es el de que ese animal quede fuera del circuito de trazabilidad perdiendo el valor diferencial del mismo.
A modo de ejemplo, en España, el costo de la reidentificación de un animal que ha perdido la identificación oficial se estima en 8 Euros por animal. En el caso del 0, 5% de pérdidas, el incremento de costo de un proyecto con 1.000.000 de animales es de 40.000 Euros, pero si la pérdida es de un 3% (porcentaje anual estimado como normal de pérdidas de caravanas)  el costo es de 240.000 Euros lo que representa el equivalente a 0,24 Euros más por animal.
Por lo tanto, aunque se suministraran sin cargo alguno para el comprador, tantos identificadores como pérdidas se produjeran, los costos del programa se incrementarían de todas formas, puesto que la reidentificación impacta directamente sobre la porción de la torta de costos más importante de cualquier proyecto de trazabilidad, que es el costo de personal de aplicación, y de control y mantenimiento de la base de datos.
 Al margen del costo total, (donde el bolo ruminal se presenta como la alternativa más económica por lo anteriormente expresado), la seguridad que proporciona el sistema del bolo a largo plazo, lo hace de elección para un plan de este tipo. Los porcentajes de pérdidas reales experimentados en el proyecto IDEA de Europa para el bolo son del orden del 0,22 % contra el 2,34% de las caravanas electrónicas. Esta diferencia se hace aún mas manifiesta si se tiene en cuenta que el porcentaje de pérdidas de las caravanas en dicho proyecto fue tomado en animales de engorde que se evaluaron durante 7 meses de vida como máximo, mientras que los bolos están analizados en animales durante 28 meses.
 La otra gran ventaja que presenta el bolo frente a la caravana electrónica como ya se mencionó es la eficiencia de lectura.
La explicación de esto es la siguiente: Cuando un animal se identifica con un bolo, éste se aloja en el retículo y allí queda de por vida, razón por la cual prácticamente solo hay una velocidad de movimiento que debe controlar el lector, al paso del animal por delante de la antena en una manga, que es la velocidad de avance. Mientras que como la caravana se coloca en la oreja del animal, al pasar éste delante de la antena, hay tres velocidades de movimiento que debe controlar el lector que son: la de avance del animal por la manga, la de ascenso y descenso de la cabeza, y la de lateralidad de la misma, con lo cual la probabilidad  de que exista un fallo de lectura dinámica es mucho mayor, sobre todo en animales de producción extensiva los cuales, en general presentan un carácter mas indócil y suelen pasar por la manga durante una vacunación o un  movimiento de rutina, encimándose unos sobre otros y sacando la cabeza (y con ella el identificador) del campo de lectura del lector. En América Latina estas razas representan mas del 80% de la población animal.
 Hasta aquí solo hemos analizado el efecto de las pérdidas y de la dificultad de leer automáticamente el ganado en movimiento, en el costo total de la trazabilidad, sin considerar el elemento seguridad e inviolabilidad que proporciona el bolo, por la ventaja que significa estar alojado en el retículo y no poder extraerse si no es luego de la muerte del animal, lo que proporciona claras ventajas sobre cualquier dispositivo externo.
 Algunas de estas ventajas son:
-1ª Efecto disuasorio para los robos o cambios  de ganado gordo por flaco (modalidad muy frecuente de robo en América Latina), por la posibilidad que genera la demostración de propiedad, por el hecho de que el animal tenga el dispositivo en el retículo.
-2ª Mejor garantía frente a las entidades financieras en el caso de que un productor decida ofrecer sus animales para acceder a un crédito prendario o para los inversores de capital en el rubro ganadero (modalidad muy difundida en estos últimos años) o en remates por pantalla.
                      -3ª Mejor garantía frente a auditorias externas.
                      -4ª Posibilidad de abandonar a futuro la marca a fuego como sistema para registrar propiedad.
 Además el hecho de eliminar la marca a fuego, podría suponer un ingreso extraordinario al productor por no deteriorarse la calidad de los cueros y probablemente solo con la revalorización de este subproducto se podría pagar gran parte del costo de la identificación del ganado y los equipos que necesita el ganadero para la lectura de los identificadores.
 Por todas estas razones Europa se ha ido inclinando por este sistema. Y si Europa es nuestro principal mercado objetivo, lo va a exigir a sus propios productores ¿por qué no pensar que también se lo va a exigir a sus proveedores de carne en un futuro no muy lejano?

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